Tuve que cambiar muchas ideas, romper con muchos paradigmas, reestructurarme. Tuve que comprender que mi paz no depende de Teo y que yo puedo estar bien independientemente de si es bipolar o no. Yo soy yo, él es él...
Así, cultivando mi paz en solitario, he descubierto que, así como la mariguana desencadenó una crisis de manía en Teo, la manía de Teo desencadenó una crisis en mí: algo que estaba latente desde hace muchos años, una urticaria que nunca sanó. La falta de paz estaba ahí, latente, desde siempre, sólo que había aprendido muy bien a hacerme la fuerte sin serlo de verdad.
La manía de Teo me mostró esos aspectos de mí misma que aún no han madurado y me dio la oportunidad de crecer, de volver sobre mis malos pasos y rehacerlos con zapatos buenos, sin trampas de caminata a flote del suelo. La manía de Teo me mostró nuevas posibilidades de ser yo. He tenido que vencer muchos miedos, pero creo que lo estoy logrando.
p.d. Teo sigue estable.