martes, 5 de junio de 2012

Nostalgia por la hipomanía

Una frase que escuche en Midnight in Paris: "la nostalgia es un estado de negación"

Ya son un par de días que tengo una indigestión bastante aguda, eso me ha tendido en cama y con la vitalidad en ceros. No ha sucedido en el mejor momento, ya que Teo sigue desanimado, quejumbroso y con inseguridades sobre su trabajo. “No se me ocurre nada”, dice. “Ya estoy harto de los medicamentos, no me dejan ser yo”. No obstante, ha tenido la delicadeza y amor de hacerme caldo de pollo.

Hace poco leí en un foro sobre bipolaridad una cita de las expresiones más comunes en pacientes que no querían seguir el tratamiento, Teo las ha dicho todas:
“No creo que mi condición sea tan grave”. "Quiero dejar de tomar la medicación para comprobar si es cierto que padezco una condición bipolar”. “Quiero averiguar si soy capaz de recuperarme por mis propios medios”. “ No quiero tomar las medicinas porque no son más que una muleta”. “Todavía tengo dudas sobre si realmente padezco o no una condición bipolar”. Etcétera.

Hay veces en que casi me dejo estar de acuerdo con él, casi quiero pensar que lo de él ha sido sólo un muy mal viaje y que, si no vuelve por caminos peligrosos, será capaz de controlarse con disciplina y voluntad.

También extraño al Teo siempre entusiasta, carismático, creativo y aventurero; a pesar de que, ante los ojos de mi madre, rayaba en una peligrosa osadía. Al mismo tiempo, me alegro de que se haya ido el Teo déspota, pedante y ególatra, el que hablaba hasta por los codos con detalles sin sentido, incapaz de aceptar opinión o comentario; el coqueto descarado, el desconsiderado por omisión que me hacía insistentemente el amor con órdenes y sin caricias.

Ahora Teo está aplanado, sigue siendo amoroso y cordial, pero no se deja ser él mismo, se empecina en verse cambiado por los medicamentos, aunque no creo que sea esa la causa, sino su actitud ante esta reciente adversidad que se le presenta de forma muy muy personal. Pero, claro, ¿cómo saber yo lo que pasa por ese tipo de cerebro que tiene Teo?

El caso es que ¡ojalá pudiéramos mantener esa hipomanía dentro de los límites seguros! Lo cierto es que no tengo nada de seguridad en ello y todo lo que leo e investigo me lleva en un sentido contrario: los medicamentos son la vía más segura de contención. No obstante, a veces pienso que nadie tiene el derecho de quitarle la oportunidad a Teo de enfrentarse a sí mismo. Al mismo tiempo, sería una manera de hacerlo recapacitar, por la mala, sobre su condición. El problema es que temo por mí y por su integridad. Una cosa distinta sería que su psiquiatra estuviera de acuerdo.

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