lunes, 16 de junio de 2014

La sombra

Teo y yo volvimos a la "vida normal", ya casi nunca hablamos de "el accidente" y yo he aprendido a vivir sin ese miedo constante y paralizante de que Teo se convierta en un psicótico maniáco y peligroso. No obstante, siempre hay una leve sombra en mi día a día, una sombra que se asienta bajo el monstruoso monumento de la duda.

Dudo: dudo si "el accidente" fue obra de una bipolaridad crónica latente o una crisis aislada desencadenada por una intoxicación, dudo si acaso no estaremos haciendo lo suficiente para procurar una vida sana, dudo si acaso la manía está acechante cada vez que Teo se emociona demasiado, dudo de poder lidiar con otra crisis, dudo de que Teo y yo podramos lograr tener una vida "normal", dudo de si podré ser capaz de soportar la sombra de la propia duda.

Soy muy feliz con Teo, cada día que paso con él me siento enamorada, maravillada de que un hombre como él se haya enamorado de mí, de tener la suerte de no habernos perdido de vista. Pero luego siento que ese amor es una carga o una condena. Y no sé cómo es posible que el sentimiento de amor conviva con algo tan contradictorio.

Hace una año que Teo y yo decidimos intentar tener un hijo... pero yo lo sé, que nada ocurrirá porque mis dudas me plagan el vientre.

Por supuesto que he pensado en el por qué de esa sombra. Quizás es que me da miedo volver a salir lastimada si Teo tiene otro episodio psicótico, pero también es cierto que ahora tengo conocimiento, experiencia y confianza en que sabré evitar ponerme en una situación peligrosa. Quizás es que no me queda claro si Teo está clara y cabalmente conciente de sí mismo. Él sigue negando rotundamente ser bipolar... y no me interesa que se ponga la etiqueta, pero, definitivamente, me hace falta saber que puedo contar con él para ciudarse, que no omitirá síntomas y que sabrá tomar medidas adecuadas a tiempo. Quizás es que temo que sus ambiciones profesionales, por ejemplo, sean más fuertes que su deseo por permanecer saludable...

... Pero presiento que no es nada de eso (o no nada más). Debo ser yo, yo y algo que no acaba de encajar en mí, un pedazo de mí que se ha quedado dislocado, una pieza que falta, un ángulo que no deseo ver, un nombre para nombrarme que aún no he aprendido.

Me pregunto si otras parejas de bipolares han sentido lo mismo que yo, si es normal esa sombra, si algún día se disipa.