viernes, 25 de mayo de 2012

Continuando con los "cómo"

Teo y yo seguimos tratando de entender si lo que pasó es el principio de una enfermedad crónica, si es bipolar, si sólo es maniático, si sólo fue una psicosis por intoxicación. A veces pienso que debo insistir en el simple hecho de que deberá tomar medicación toda su vida... pero he leído tanto y tan diferentes experiencias. Básicamente "devoro" todo lo que encuentro a mi paso, bibliografía, páginas especializadas, todos los artículos en Internet que encuentro, blogs y testimonios de bipolares y esquizofrénicos, foros, etc., etc., día a día, cada vez que puedo, siempre.

Los síntomas de Teo  coinciden con el trastorno bipolar  –con ausencia de depresión y de antecedentes claros–; pero eso es lo que yo creo (aunque he encontrado un artículo sobre unipolaridad maniaca muy interesante). El psiquiatra aún no me ha dado el fallo. El neurólogo, en cambio, piensa que fue una psicosis por intoxicación y que, con un poco de suerte, su vulnerabilidad no ha desencadenado una condición crónica y se puede estabilizar sin medicación de por vida y rehabilitación hiperbárica. El homeópata dice que fue un muy muy mal malviaje y lo trata con bolitas de gelsemium y demás (cambia cada semana). El yogui dice que debe bajar su ego, calmar su mente, alinear sus chakras. Lo cierto es que poco se sabe sobre lo que pasa en su cerebro y todos tienen una opinión.

Mientras tanto mi batalla es lograr que Teo asimile todo, que hagamos protocolos y contratos para evitar situaciones peligrosas, i.e. que sea hospitalizado o que ponga en riesgo su integridad y la de los que lo rodeamos. Pero Teo se escabulle, dice "sí, sí", pero luego no hace nada, tal vez porque hacerlo sea aceptar su enfermedad. Afortunadamente, aunque repela hasta el cansancio, se toma responsable y puntualmente su medicación (Epival ER & Zyprexa Zyds), hace yoga diario, toma omega-3, come saludable, cuida su sueño y está leyendo un libro sobre Acceptance & Commitment Therapy.
 
Otra de mis batallas el lidiar conmigo misma. Un test de salud mental on-line me advirtió de estar sufriendo un trastorno por estrés postraumático. ¡Qué raro!, ¿no? Lo cierto es que estoy cansada de esa zozobra continua, de no poder liberarme de pensamientos recurrentes destructivos, del fatalismo de ver enfermedad mental por todas partes y entre todos, de preocuparme por ello, de no dormir bien por pesadillas horrorosas... ¡ya! He decidido ir con una especialista (además de acompañar a Teo en la yoga y la salubridad de vida) y eso me ha ayudado mucho. Trabajamos sobre mi problema de somatización y mi miedo a la enfermedad de Teo con la teoría de Efoque y proyección. He aprendido a reconocer la constitución de "mi yo" y las distintas características que lo integran. Definitivamente uno enferma, eso hay que aceptarlo, que al decidir estar con alguien como Teo uno tiene que buscar información y ayuda profesional, sobre todo asimilar la responsabiliad de ser un cuidador, cosa que aún me cuesta trabajo: asmiliar la dependencia de Teo hacia mí y los sacrificios que ello conlleva.

Además, hay dudas siempre: si debo hablarle de tal o cual tema, si enojarse con él es pertinente, si debo esconder mis verdaderas emociones, cómo ser más asertiva, cómo propiciarle estabilidad y calma, cómo, cómo, cómo... y de todos esos cómo sólo voy sabiendo unos pocos.

Nuevamente me digo: "calma, Kiki, calma. Recuerda que amas a Teo y lo has amado siempre a pesar de todo". Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario